No están para saberlo y yo
para contarlo, pero tengo una grado de obsesión compulsión, por lo que ciertas
situaciones, temas, actividades etc., me resultan atrayentes al grado de la
compulsión. Una de ellas son los benditos juegos estilo casino. Uff que locura,
es así lo que me impactan que pacté con mi hermano nunca posar mis lindos pies
en las Vegas a menos claro está que sea para ver el circo del Sol jajaja.
Bueno, este no es el tema
y me desvié una tanto. Lo que pienso contarles es sobre el libro de
Dostoiewski, el jugador que si bien es pequeñito tiene gran contenido
traumatizante.
Relata la historia de un
hombre ruso obsesionado por el juego de la ruleta. Con él y sus notas iremos
recorriendo un lapso de su vida y lo que en ella acontece. En verdad que es
genial la forma en que te transportas a su lado y vivencias lo que él al estar
en las mesas de la ruleta.
Para que se emocionen un
tantito como yo aquí les va un breve fragmento:
Salgo del casino, miro…, todavía se paseaba un florin por el
bolsillo de mi chaleco: <<¡Ah, todavía tengo con qué comer!>>, me
dije, pero apenas hube dado cien pasos lo pensé mejor y desanduve el camino.
Puse ese florin a manque y realmente se experimenta una sensación particular
cuando solo, en un país extranjero, lejos de l patria, de los amigos, no
sabiendo si se va a comer aquel día, arriesga uno, su último florín, ¡el
último! […] ¿Y si me hubiera dejado abatir, si no hubiese tenido valor pa ra
decidirme…? Pág 202.